Carta ilustrada. Diario Córdoba. 30 de octubre.
Soy una madre a la que le han tocado vivir largos periodos de ingreso en el Reina Sofía con mi hija, hoy felizmente transplantada de médula tras una leucemia gracias a la excelencia de los profesionales que allí trabajan. Esta excelencia contrasta con el lamentable estado de sus instalaciones que, por mucho que la Gerencia del Hospital pretenda tapar bajo interminables capas de pintura, perjudica gravemente a los niños y a sus familias provocando situaciones cotidianas como: retrasos de tratamientos por falta de camas, estancias en otras dependencias de adultos, ilegales habitaciones compartidas, consultas y habitaciones con falta de luz, ventilación y mal climatizadas, escasez de personal. Si esto fuera poco, y como consecuencia de las reformas de ampliación para adultos, nuestros niños ingresados están siendo “cercados” por unas obras que provocan molestias y riesgos por su cercanía, hasta el punto de que en Urgencias Infantiles han cegado las ventanas, sustituyéndolas por “ventanas virtuales”: falsas ventanas iluminadas con luz artificial que se apagan cuando llega la noche. Mucho me temo que con el tradicional retraso de las obras de este hospital, la incertidumbre por la crisis actual, y al ser de nuevo los niños los últimos en las reformas, que el dinero no llegue para ellos o que esta situación se prolongue como mínimo 6 ó 7 años a añadir al deterioro de 35 años sin reformas integrales en el Materno Infantil. Desde aquí quiero animar a madres y padres a denunciar estas situaciones y a no resignarnos a que se ponga en riesgo a nuestros hijos, exigiendo ¡ya! el Hospital Infantil que los niños se merecen y los profesionales necesitan para seguir siendo una referencia en la pediatría española.
María del Carmen Martínez Muñoz
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